Apenas pegué ojo en las
siguientes 3 horas, iba, venia pero nunca dejaba que el sueño me venciese,
porque sabía que no me despertaría a tiempo. En cambio, Nico dormía como un
niño pequeño, sin mover ninguna articulación. La cama me parecía más áspera y
las horas eternas, cuando por fin pude mirar el reloj y ver que eran la 1 de la
madrugada me levanté decidida. Sin hacer el más mínimo ruido saqué los pies
fuera de la cama, me puse los zapatos y me vestí. Miré a Nico y sabía que no me
iba a perdonar esto, que se enfadaría muchísimo conmigo, pero me entendería, sabía
que lo haría. Cogí el móvil, lo metí en el bolsillo de los pantalones y salí de
la habitación. Aquella noche, todo parecía más extremo, el silencio más
silencio y la oscuridad más oscura. Cerré poco a poco, para no hacer ni el más
mínimo ruido. Nico no podía despertarse. Salí del hostal sin ver a nadie, todos
descansaban, cerrando la puerta de atrás me dirigí a esos sótanos de donde por
suerte, saldría viva. Salí a la carretera y anduve durante unos 20 minutos
antes de ver algo de civilización, cuando entré en la pequeña ciudad encendí el
buscador de mi móvil, por suerte tenía un básico GPS que me diría donde estaba
esa plaza vieja. Tras buscar la plaza me dirigí a ella, atravesé una ancha
calle, que en silencio se hacía compañía de algunos transeúntes y la luz de las
farolas. Había numerosos coches aparcados a cada lado de la calle y justo
frente por frente una especie de gran palacio con una gran cúpula verdosa, que
se alzaba como si se tratase de la reina de la calle. Árboles esparcidos a lo
largo de la calle, unos desnudos y otros con numerosas hojas que nacían. Me
crucé con varias personas, en silencio, tan solo nos dirigíamos una leve mirada
y cada uno seguía con su vida, con sus problemas, es decir, con su camino.
Cuando crucé por completo la calle, me dirigí a unos arcos que se encontraban
por debajo de ese palacete. Los atravesé, rápida, con mucho miedo, cuando
escuché unos pasos a mi espalda. Aceleré mis propios pasos y noté como los de
mi seguidor también lo hacían, miré un poco de reojo a la pared de mi derecha y
vi su sombra, era una persona, un hombre por la anchura de sus hombros, seguí
andando, cuando noté que él iba a comenzar a correr me volví y nunca imaginé a
quien me iba a encontrar justo detrás de mí.
Nico. Enfundado en una
sudadera gris me había seguido desde el hostal, dejando a cada paso, que mi
miedo aumentase escuchándolo a mi espalda. Me enfadé conmigo misma, esto no
debía de haber pasado así, era una torpe, que ni siquiera era capaz de cerrar
con cuidado una puerta sin despertar antes a Nico. No, no y no. Esto no tendría
que estar ocurriendo de esta manera, yo iba a salvar a Caly, o al menos a
intercambiarme con ella, porque sabía que mi vida les valía más que la suya, de
hecho ese era el plan, que dejasen a mi familia, a mis amigos, a cambio de mí.
No quería volver a ver a Nico delirar, ni a mi madre llorar por mi culpa, me
iba a entregar, y solucionado. No más daños en mi vida. Lo miré a sus ojos, pero no vi
reproche, vi luz, si, vi en sus ojos una luz inmensa.
-Nico… - le susurré,
frotándome los brazos.- tú no puedes estar aquí, vamos vete... si son enteran
de que estás aquí… - le dije alarmada. Él en cambio dio un paso adelante, me
rozo la mejilla con unas manos suaves y tranquilas.
-Prefiero arrepentirme de
intentar salvarte que de perderte para siempre.
Holaa :) Me paso y os sigo !
ResponderEliminarBesos
diooss que frase mas bonita la ultimaaa me ha encantado y me ha llegado aiiiss me encantaa! esta genial el siguiente prontoo ejej =)
ResponderEliminar:) Me alegro mucho de que te guste ! Dentro de poco subiré la próxima página.
ResponderEliminarUn beso!