Pero era sentir una paz y
una tranquilidad al lado de Nico que me gustaba, me hacía sentir bien. Antes de
comerme un poco más la cabeza me asusté cuando unas gotas de agua fría rociaron
mi cara de nuevo, bueno en realidad me rociaron entera. Nico al ver que no
hablamos desde hacía un buen rato me había salpicado de agua con los pies.
-¿Se puede saber que te
tiene tan entretenida en esa cabeza?- me preguntó sonriente.
-Nada en especial.
-Pues eso no es lo que
decía esa sonrisa que tenías en la carita, guapa.
-Es que me he relajado
aquí sentada, guapo.
-Sí, se está muy bien
aquí – dijo mirándome.
-Después de un día como
este es lo que nos merecemos ¿no?
-Sí, es lo que te mereces
después de un día como este.- le regalé una sonrisa.
-¿Habías estado aquí
alguna vez?
-Sí, me gusta mucho este
sitio venía de vez en cuando, antes de que tu llegases.
-He roto tu rutina ¿no?
-Me gusta más la que
llevo ahora- ante estas palabras suspiré.- ¿qué pasa?
-Ves, tengo razón – puso
cara de no entender nada- no sabes ser malo, solo dices cosas bonitas. -
sonrió.
-No tengo la culpa de que
me vuelvas loco.
-Vamos Nico, ¿desde cuándo
nos conocemos?- le pregunté incorporándome.
-Desde hace mucho más
tiempo del que tú crees.
-¿Más tiempo?
-Si – me dijo sonriendo,
como no.- desde que naciste, incluso antes.
-Si tenemos la misma
edad, ¿cómo me vas a conocer desde antes de que naciese?
-Alex, no tenemos la
misma edad, cuándo naciste, yo ya sabía que mi deber era cuidarte y protegerte.
-Pero yo no te recuerdo-
-Nunca me has visto, yo
te vigilaba, por decirlo de alguna forma, desde mi mundo. - me susurró, por
instinto miré al cielo. El siguió mi mirada.- pero tenías a tus padres y nunca
has estado en peligro, nunca. Cuando empezó todo, tuve que actuar.
-¿Entonces me viste
aquella vez que me caí al bebedero de los caballos?- aquella había sido una
historia algo vergonzosa. Estábamos en la finca de unos amigos de mis padres y
yo apenas recuerdo la edad que tenía. El caso es que yo salí del salón donde estaban
los mayores y me puse a explorar. Detrás de la casa había unas caballerizas
enfangadas y yo como buena aventurera que soy pues me dispuse a ver a los
caballos. Cuando cogí por el fango iba con cuidado de no mancharme pero el
relinchar de un caballo me asustó y fui a caer al bebedero de los caballos
donde me puse perdida. Recuerdo que me echaron una bronca inmensa pero luego
comenzaron todos a reírse al verme las pintas.
-De todo lo que te he
dicho ¿lo que te preocupa es eso?, Alex tenías 8 años.-dijo riéndose.
-¿Te acuerdas? - le
pregunté atónita, ni siquiera yo me acordaba de cuántos años tenía.
-Claro, que me acuerdo,
en realidad recuerdo cada una de tus caídas o de tus rabietas, sigues igual de
cabezona.- me dijo riéndose. Le sonreí. Era algo que asumir, es decir, él había
visto todo de mi vida, quizás me conocía mejor que yo misma y era extraño.
-Cuando hablaba sola en
mi habitación...
-No estaba todo el tiempo
pendiente de ti, todos necesitamos nuestra intimidad ¿no?- me cortó. Me relajé
al escucharle decir eso. - ¿Hablas sola?
-No estoy loca.
-No he dicho que estés
loca.
-Pero seguro que lo has
pensado, seguro.
-Pues no lo he pensado.
-Sí, claro.
-¿No me crees? - me dijo
con cara de indignado.
-Si...
-Dudas.
-Siempre dudo, nunca hay
algo totalmente cierto.
-No pienso lo mismo- me
dijo, hablábamos tranquilos, el uno al lado del otro sin prisas.- yo tengo
claro muchas cosas. Sin dudas.
-¿Qué cosas?
-No puedo contártelo,
además en realidad tú lo sabes ya.- me dijo mirándome fijamente, atravesando el
azul de mis ojos.- hay cosas que no hace falta decirlas con palabras, a veces
bastan con sentirlas o hacerlas sentir. Como cuando me miras con esos ojos – me
susurró acariciándome la mejilla- no me quieres decir nada pero yo siento miles
de cosas.
Silencio. Me quedé
mirándole, mirando sus ojos, que me devolvían la mirada. Como un juego de dar y
recibir.
Dios que capitulo con tanto sentimientoo!! es que me ha encantado aghh aghhh estos dos tienen k acabar en un bonito besoo =)
ResponderEliminarjaja muchas gracias :) ¿Quien sabe? ajaja :)
ResponderEliminarUn beso!