Entramos en el hostal que
estaba hasta los topes de turistas con sus cámaras y sus chancletas. Al fondo
había unas escaleras que nosotros subimos rápido y Nico abrió la habitación 18.
Al entrar, un olor a viejo me llenó los pulmones, pero no acompañaba a la
habitación. Era luminosa y tenía una gran cama en la pared más grande de ella.
Las maletas estaban a los pies de la cama, un armario color tierra se extendía
de una pared a otro lleno de fotos de animales y de casas que no sabía que
pintaban allí. Una cortina verde tapaba lo que sería el balcón y una puerta a
la derecha daba paso al cuarto de baño, en el que entré en cuanto pisé la
habitación. Estaba sudando así que me despojé de toda la ropa y me metí en el
agua congelada, pero volví a llorar, volví a dejar caer todas las lágrimas que
tenía en los ojos, volví a odiar mi vida, volví a gritar en silencio para
calmar la rabia, volví a secarme de tanto llorar y volví a desconsolarme
haciéndolo, intenté despertarme de esa maldita pesadilla pero volví a caer en lágrimas
cuando al abrir los ojos seguía en esa bañera hasta el cuello de agua congelada
y con los ojos rojos, volví a intentar calmarme pero no pude porque recordé a
mi padre y le eché de menos, quise estar con él a pesar de todo y me sentí
idiota al darme cuenta de que la única persona que creía que me quería
incondicionalmente, porque era su hija, no lo hacía. Horas o quizás minutos,
simplemente no sabía el tiempo exacto que estuve allí metida. Me lie en una
toalla áspera y salí del cuarto de puntillas, porque Nico estaba tendido en el
sofá que quedaba justo enfrente de la cama. Saqué unos pantalones de chándal
cortos amarillos y una camiseta blanca; y volví al baño, me los puse y me miré
al espejo, los ojos aún tenían surcos rojos pero ya no se notaba tanto. Me
había relajado llorando. Un ruido en el balcón me sobresaltó y no sé por qué me
invadió un miedo por todo el cuerpo. Me acerqué al sofá y me senté en un hueco
que Nico había dejado en el borde. Tenía la cara relajada y el pelo alborotado,
las pestañas le llegaban a las cejas, casi por instinto le acaricié la mejilla.
Pero se movió al roce con mis manos heladas y abrió los ojos, dio un fuerte
suspiro del susto.
-Alex,
¿Qué te pasa?- miró el reloj de pared – son las 3 pensé que estabas dormida.
-Acabo
de salir del baño- Nico se incorporó.- Nico... ¿te importaría dormir conmigo?
-No quiero estar sola.- Nico me miró luego se levantó y nos metimos en la gran
cama. Yo me da la vuelta y me abracé fuerte a su pecho mientras él me rodeaba
con sus brazos.
-No
deberías de tener miedo ¿lo sabes?- su aliento me rozaba los ojos y no paraba de
acariciar mi espalda.
-No
puedo dejar de tenerlo, Nico ¿qué ha pasado? Me dijiste que esta semana iba a
ser normal.
-Lo
sé, pero al parecer alguien del consejo se ha enterado y juro por dios que no sé
cómo, pero te querían llevar y tu madre prefirió ir a hablar antes con ellos.
Me pidió que me fuese lejos contigo...
Se
hizo un gran silencio, de aquellos en los que se puede escuchar hasta el aleteo
de un pequeño insecto, hasta los latidos del corazón.
-¿Si
te pido algo lo harás?
-Depende-
le contesté rápido.
-Sabía
que dirías eso- susurró riéndose.
-Inténtalo
-Pase
lo que pase no te dejes superar, me torturas cada vez que veo una lagrima
rozando tus ojos- me dijo acariciando mi mejilla, me sentía mal por estar tan
cerca de Nico y sentirme bien a la vez.
-Lo
intento- cerró los ojos por una milésima de segundo.- pero hay momentos en los
que todo me supera.
-Lo
sé, pero tienes que ser fuerte, no por nosotros sino por ti.- le abracé fuerte,
me hundí en su hombro y aspiré lo más fuerte posible. Cuando retiré mi cara
estábamos a tan solo unos centímetros, sus labios rozaban los míos, pero
reaccioné y retiré de nuevo mis labios, unos labios que sabía querían besarle.
Un beso sincero quizás, un beso que borré de ese momento.- lo siento.
No
le contesté pero le abracé fuerte y cerré los ojos, dejando mi mente en blanco.
Y pedí perdón a no sé quién por haber estado tan cerca de besar a Nico, por
saber que a tan solo unos centímetros estaba su boca y sobre todo porque en el
fondo quería hacerlo.
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