Me quedé con su sonrisa de cal y esa pizca de luz que me hizo soñar de nuevo

El corazón tiene cuerdas que es mejor no hacer sonar. Charles Dickens.

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jueves, 14 de julio de 2011

Página 41. Pequeños momentos que saben a amor

Me eché a sus brazos riéndome y cayéndonos a los dos. Allí encima de él, podía notar su acelerada respiración, cuando se reía. Me sorprendió tanto la nota y Dickens... No tenía ni idea de que él conociese esa cita y tampoco él sabía que era una de mis preferidas. En resumen había dado en el clavo. Estuve como media hora tendida en su pecho, contando cada uno de sus latidos mientras mis lágrimas se dejaban caer, a veces el intentaba levantarse un poco y yo lo retenía para que no pudiese verme la cara, otras veces simplemente me acariciaba la cara y suspiraba, pero sobre todo y algo que le agradecí infinitamente es que no nombró palabra alguna hasta que mi respiración se relajó totalmente y yo había cerrado los ojos. Calculé que podrían ser las 4 de la tarde y mi estómago empezó a recordarme que no había comido nada. Noam que con una risa sonora se incorporó ayudándome a levantarme. Nos sentamos en el banco que había quedado justo debajo de una nube. Se me quedó mirando, parecía estar analizando cada uno de mis movimientos.
-¿Cuál es tu color favorito?
-El azul
-¿Comida?
-Macarrones con queso.
-¿Una canción?
-Tengo tantas...- parecía un interrogatorio.
-Dime un lugar que te gustaría visitar- me quedé pensativa.
-España
-¿Una tentación?
-El chocolate.
-¿Y una manía?
-No te rías, pero suelo mirar a las cuatro esquinas de mi habitación antes de dormirme... por las arañas y eso- empezó a reírse. Esta vez pregunté yo.
-¿A que le tienes miedo?
-A las sorpresas- me reí.
-¿A las sorpresas?
-Sí, me gusta saber a lo que me enfrento.
-¿Una virtud que te falta?
-Me faltan tantas... pero me gustaría poder ser más sincero – me quedé mirándolo, mientras él seguía acariciando mis dedos.
-Puedes ser sincero siempre, es decisión tuya.- regateé.
-No en todo momento, hay veces que simplemente necesitas mentir por tu bien o por el bien de otros.

-Supongo- lo dije para zanjar el tema, él se estaba poniendo nervioso y el ''supongo'' lo salvaba todo. De hecho era una de las palabras que más usaba.

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