Después de las lágrimas
amargas Nico me quiso enseñar su pasado.
-Ven te voy a enseñar
algo- me ayudó a levantarme y sacó una caja azul de debajo del armario, después
nos sentamos en la cama. Abrió la caja y dentro había fotos y fotos. Se sentó
algo más atrás que yo y sus brazos me rodearon, para ver las fotos. Sacó una en
particular, en la nieve, Nico y un chico moreno pero con los mismos ojos que él.
Los dos intentando tirarse a la nieve y Nico riéndose como nunca lo habían
visto. Luego me enseñó otra en la que tenían la cara llena de tarta, de un
cumpleaños. - se llamaba Jairo y tenía 10 años cuándo murió, solo se llevaba
conmigo dos años. Éramos tan diferentes, él siempre era el gracioso, el que a
todo le veía algo bueno- le escuchaba atenta, ya que no podía mirarle porque
estaba detrás.- nunca nos enfadábamos, recuerdo que hacíamos travesuras a todas
horas. Me acuerdo que una vez le llenamos la cama de nata a mi padre, al final
terminamos todos blancos. Mi madre se enfadó muchísimo pero acabó llenándole la
cara a mi hermano. Le echo tanto de menos...- le cogí la mano y se la apreté y
noté como sonreía. Estuvimos horas mirando fotos, recuerdos de su vida,
anécdotas de viajes, travesuras y de momentos felices. Unas veces se reía
otras, las lágrimas le abordaban sus ojos, en momentos nos rozamos las manos,
la cara...Y terminamos de ver todas las fotos.
-Bueno, creo que ya es
tarde. Tengo que irme. Nos vemos mañana en el instituto ¿no?- le pregunté.
-Claro.- bajamos las
escaleras y no hubo rastro de Max.
-Lo he pasado bastante
bien- le di un beso en la cara- muchas gracias.
-Que dijimos...
-Yo no he dicho nada
jajaja
-Tienes que volver eh.
-Sí, no podría estar
mucho tiempo sin Max jajaja
-Ni el sin ti, es difícil
te lo aseguro
-Adiós
-Adiós
Escuché el sonido de la
puerta cerrar y salí de casa de Nico. No quería volver a casa pero era tarde y
mi madre estaría preocupada. Conforme me acercaba a mi casa, más rápido se hacía
de noche. La luna ya asomaba y las nubes también, esa noche no iba a haber
estrellas. Llegue a casa y mama me dijo que Caly había llamado, así que me
adentré de nuevo en el huracán Caly.
-Caly
me dijo mi madre que me habías llamado – le dije.
-¡Si!
Escucha tengo una noticia que te va a gustar. Mañana en el instituto no habrá clases
normales. Hay fiesta...
-¿Fiesta?
- le corté.
-Déjame
terminar impaciente – me riñó – mañana se celebra el aniversario del director,
las 3 primeras horas serán colectivamente con los profesores. Ya sabes
actividades en su honor y todo ese rollo. Pero a las 12 el instituto es todo
nuestro y tienes que venir vestida para la ocasión.
-¿Y
a estas horas me lo dices?- no tenía tiempo.
-Chs
escucha no te desesperes, la fiesta no tiene un tema en concreto solo que se
prefiere evitar las faldas largas, pantalón de campana, rebecas... ya sabes lo
de siempre.
-Caly,
no tengo ni idea de que ponerme – me iba a morir.
-Ya
lo sé y ahí es donde entro yo, escucha mañana a las 7 estoy en tu casa a sí que
duérmete tempranito así mañana no tienes sueño.
-Dirás
mala cara ¿no? - le insinué.
-jajaja
eso, hasta mañana.
-Hasta
mañana.
Una
fiesta, aunque en realidad tenía ganas de pasármelo bien, me enfadaba no poder
dejar de pensar en esa chica que me perseguía día y noche, dormida y despierta.
En como todas las personas que yo creía que me ayudarían se fueron corriendo y
olvidándolo todo. Aunque apenas entendía yo nada, así que no podía esperar que
ellos lo hicieran... Me tendí en mi cama y me quedé allí mirando al techo sin
pensar en nada. Haciendo que el sueño volviese a mí.
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