Me quedé con su sonrisa de cal y esa pizca de luz que me hizo soñar de nuevo

El corazón tiene cuerdas que es mejor no hacer sonar. Charles Dickens.

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viernes, 4 de febrero de 2011

Página 29. Secretos

Minutos después empezamos a charlar.
-Está bien eso eh.
-Sí, maravilloso- eran estos ratitos los que me hacían olvidarlo todo, enfados, peleas... todo y me gustaban. Me lo pasaba realmente bien. Nico sabía cómo hacerlo. – pero venga cuéntame, ¿qué te trae por aquí?
-Nada, eso que te he dicho- puso cara de ¿crees que soy tonto? En realidad no me quitaba de la cabeza el hecho verdadero que me llevaba a estar en su casa, necesitaba preguntarle lo que pasó. Mi cabeza estaba totalmente sumergida en mentiras y en personas que me dejaban sola cada vez que me pasaba algo. Necesitaba un momento de serenidad de tener una vida normal como la de cualquier chica de mi edad. Opte por la vía fácil- Vale... es que he tenido una pelea, necesitaba hablar con alguien y pensé en ti
-¿Tu madre?
-Eh si – no tenía por qué decirle que había sido con Noam.- no sé, es que es como si nadie supiese que me pasa, como si nadie pensase como me siento o que quiero yo. Nadie me pide mi opinión en nada, es como si yo no existiese. Todo lo que yo digo se lo toman a broma, como si tuviese 11 años. Nos vinimos aquí porque mi madre quiso, fui a ese instituto porque ella lo prefirió... son demasiadas cosas y me siento bastante sola la verdad. Y echo tanto de menos a mi padre...
-¿Te voy a contar algo vale?- asentí- yo no vivo aquí desde pequeño... yo tenía otra vida, en otro pueblo y con otros amigos. Pero mi padre tuvo un accidente con mi hermano y ambos murieron. Cuando mi madre se enteró se hundió de tal forma que yo estaba siempre solo, apenas salía ni hablaba con nadie. Entonces mi madre conoció a Henry, no volvió a ser lo mismo pero él se enamoró de ella y la sacó un poco de ese pozo en el que había caído. Sin embargo yo seguía allí metido, recordando a mi padre y a mi hermano – torció la cabeza y una sonrisa de dolor se le apareció- Nos mudamos aquí y algo de lo que yo era antes salió a la luz, volví a reírme, a hacer bromas... a ser yo, aunque sigo recordándolo. Alex no te cuento esto para que sepas mis penas, solo es para decirte que no te tienes porque sentir sola, porque si miras un poco mejor a tu alrededor verás que hay más de una persona contigo, ayudándote desde lejos. Estén presentes o no siempre te ayudaran con solo pensar en ellos.
¿La verdad? Me dejó sin palabras, había tenido una pelea con Noam y mira como estaba sin embargo hay estaba Nico, con todo lo que había pasado y escuchándome a mí. Lo único que me impulsó a hacer fue darle un abrazo.
-Gracias Nico, de verdad me hacía falta.- dejé de abrazarle y... estaba llorando, le quité las lágrimas de la cara y se apoderó de mi mano aun en ella.
-¿Gracias? ¿He oído esa palabra?
-Jajaja no que va... Nico, siento lo de tu padre y tu hermano – cerró los ojos y asintió, y para cuando soltó mi mano ya estaba sonriendo.
Algo a lo que ya me había acostumbrado, una sonrisa que no tenía miedo de salir a saludar.

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