Me quedé con su sonrisa de cal y esa pizca de luz que me hizo soñar de nuevo

El corazón tiene cuerdas que es mejor no hacer sonar. Charles Dickens.

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viernes, 17 de septiembre de 2010

Página 14. Comamos.

Cuando escuché el coche alejarse se me tensó el cuerpo, debía de reconocer que tenía miedo. Terminé de bañarme y le puse un poco de crema a las heridas, me las vendé y me tendí en la cama.
Esa chica rondaba mi cabeza, no podía dejar de pensar en eso… la sangre aún estaba en mis ojos. Pero mi madre no se acordaba de nada, así que tenía que haber sido soñado a la fuerza, no sabía qué hacer, contárselo a alguien significaba que me tomasen por loca, pero lo que no había sido un sueño era la nota, que aun la tenía guardada en mi mesita, todo esto tenía que significar algo, pero no sabía qué. El sueño me estaba ganando así que decidí dormir un poco, me acosté tal y como me salí de la bañera e intente cerrar los ojos, ya que mis ojeras parecían de varias noches. Y me daba miedo yo misma. Me dormí aun temiendo volver a soñar con esa chica. El sonido de un timbre me despertó dejando paso a un gran alivio por no haber soñado nada, quizás por lo cansada que estaba. Me hice un reconocimiento corporal, nada nuevo. Solo tenía las heridas de los brazos. Me puse unos pantalones largos y una sudadera que tenía por allí. Abrí la puerta, era Caly. Debía de ser tarde si ella estaba allí.
-Hola, he venido a ver como estabas, porque como no has venido al instituto hoy- me dijo parecía preocupada, la invite a pasar.
-Sí, me sentía mal esta mañana y decidí quedarme hoy en la cama, pasa – fuimos al salón, nos sentamos en el gran sofá rojo relleno de cojines que fui tirando para poder sentarnos.
-Amm ¿pero ya estas mejor no? – se sentó a mi lado y dejo la maleta a sus pies, acababa de salir del instituto.
-Sí, he descansado.
-Me alegro – me sonrió con su sonrisa personal que hacía que yo también tuviese ganas de sonreír.
-Gracias, oye Caly esta noche no creo que vaya a ir al bosque, no me siento del todo bien – le expliqué
-Lo supuse… No pasa nada, otro día será. De todos modos si te sientas mejor estaré allí ¿vale?- me lo pensaría.
-Vale, oye ¿has comido ya? – le pregunté con la esperanza de que quisiera quedarse... No me quería quedar sola.
-No, he venido directamente al salir del instituto – me dijo.
-¿Te quieres quedar a comer? Me han abandonado.- intenté poner cara de pena, no funcionó pero debí de tener una cara horrible porque le entró la risa.
-Está bien, yo también estoy sola en casa.-se quitó la chaqueta, me di cuenta de que estaba realmente delgada, la tendría que alimentar.- bueno ¿qué tienes de comer?  Te aviso, soy un lobo comiendo jajaja.
Y así me busqué algo de compañía. Una persona que, aunque en ese momento no me percataba de ello, no me abandonaría nunca.

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