Me quedé con su sonrisa de cal y esa pizca de luz que me hizo soñar de nuevo

El corazón tiene cuerdas que es mejor no hacer sonar. Charles Dickens.

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domingo, 12 de septiembre de 2010

Página 13. Sueños

Se fue andando, la verdad no sabía ni donde vivía. Entré en la casa me di una ducha rápida y me puse mi pijama desgastado.
Ya había oscurecido cuando llegó mi madre, serían las 10 de la noche y también llego con ella Zachary.
-Hola – entraron en el salón a la vez, yo estaba entretenida viendo como dos adolescentes se chillaban y casi se sacaban los pelos por un chico.
-Hola – un hola seco el mío, pero tampoco tenía por qué ser de otra manera.
-¿Has comido ya? – de hecho no, pero le mentí, me levante del sofá y subí las escaleras.
-Sí, buenas noches.
-Hasta mañana Alex – el único que contestó fue Zachary.
Me tiré en mi cama, sin poder dormir saqué un viejo álbum de fotos y empecé a verlo. Me paré en una foto, estábamos en un jardín con rosas blancas, de hecho todo era blanco, mi madre y yo. No me acordaba donde era esta foto pero la saque del álbum y la puse en el portafotos de la pared. Me acordé de todos los viajes que habíamos hecho los tres y los que nos quedaban por hacer. Había sido un día muy raro… Me puse mis cascos y empecé a escuchar una canción lenta de la que apenas me acuerdo su nombre… debí de quedarme dormida. Me desperté en medio de la oscuridad de mi habitación la canción aún estaba sonando en mi mp3, eran las 4 de la mañana y un silencio invadía mi casa, me entró un escalofrío. No podía dormir, así que bajé a la cocina para tomarme algo. Cuando entré el escalofrió de antes habría sido una bonita caricia comparado con cómo se puso mi cuerpo al ver las paredes pintadas de rojo de la cocina… ‘No lo hagas’, ‘No lo hagas’ la cocina estaba patas arriba los muebles abiertos y la ventana también, no podía ser, esto debía ser un sueño… Pestañee y todo desapareció, todo volvió a su sitio las paredes estaban de nuevo pintadas de blanco… Pero ahí estaba ella de nuevo, allí estaba la chica, esta vez en el reflejo de la ventana, justo detrás de mí, me miraba con esos ojos de los que no me había podido olvidar, de su boca salieron dos palabras:
-Estas muerta – de pronto un dolor me recorrió la espalda, rasgándome cada tira de piel, me miré los brazos con arañazos por todas partes, cicatrices ardiendo y llenas de sangre, yo entera estaba llena de sangre, el dolor continúo por la cabeza, como si te quitasen hasta el último aliento que tienes. Me caí al suelo , gritando y llorando … sangre , sangre por todas partes , lo siguiente que vi fue a mi madre cogiéndome la cara gritándome que no pasaba nada y pidiendo ayuda mirando a todos lados … dos segundos más tarde me abandoné a mí misma y me desmayé. 
   Lo siguiente que noté fueron gotas de sol rayadas por mi persiana bañando mi cara y la canción aun sonaba en mi mp3. Había sido un sueño ¿verdad? , necesitaba que alguien me dijese que todo había sido un sueño, pero al levantarme tenía los brazos llenos de marcas, marcas que parecían de hace semanas en vez de horas. Miré a la pared y la foto que había colgado el día anterior no estaba. Bajé, me dolía todo el cuerpo, como si en cada parte de él tuviese a alguien dándome pellizcos. Busqué a mi madre, estaba en el jardín plantando flores blancas por todas partes… como las de mi foto. Cuando me vio me sonrió.
- Buenos días dormilona, anoche te acostaste temprano, solo son las 6 - ¿buenos días? ¿Es que no recordaba lo de anoche? Se levantó y se acercó a mí- cariño ¿estás bien?
- ¿mama? – no reconocía mi propia voz ¿Qué le pasaba?
- Alex ¿Qué te pasa? – se estaba asustando, lo notaba.
- ¿Es que no te acuerdas de lo que pasó anoche? – se lo tenía que preguntar, no sabía que pasaba.
- ¿Anoche? – No podía haber sido un sueño, tenía las marcas de los arañazos.- ¿Qué paso anoche Alex?- ¿Había sido un sueño?
- Mama… la chica, la sangre, las paredes, los arañazos…- empecé a marearme y casi me caigo de no ser porque mi madre me sostuvo y me sentó en una silla.
- Alex ¿de qué estás hablando?- no, no, no, no. – anoche no pasó nada cariño, habrá sido un mal sueño, vamos tranquilízate.
¿Un mal sueño? No. No estaba loca y sabía que no lo había soñado, no lo podía haber soñado, era imposible, pero ¿y si lo había soñado? … me mire los brazos, pero hay seguían las marcas.
-Alex ¿Cómo te has hecho eso?- mi madre empezó a hablarme en un tono más alto, la intente tranquilizar.
-Me caí, lo siento es que he tenido una mala noche. Voy a ducharme – pero a mi madre no se le relajó la cara, subí las escaleras y me metí en la bañera.
Los brazos estaban llenos de cicatrices que con solo rozarlas me daban calambres, ¿y si me los había hecho yo misma soñando? No, no podía ser…Era imposible que me los hubiese hecho yo. Aún tenía en mi cabeza el tono alarmado de mi madre. No tenía ganas de ir a clase… me dolía todo, hasta el último escondite de mi cuerpo.

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