Mi madre entró en la
habitación con dos bolsas en ambas manos, nos miró a los dos, y al ver mi
brecha y mis manos con algo de sangre se le cayeron las bolsas de las manos, a
veces mi madre se pasaba de protectora y era muy exagerada, de un granito de
arena hacia un desierto sin oasis…
-Alexandra
– se acercó corriendo a mí, casi tropezando en el camino, con la cara blanca
como si me hubiese rajado la cabeza entera – ¿qué te ha pasado? Cariño... Dios
que te has hecho en la cabeza
Aparto
a Noam de un empujón y se puso enfrente de mí…gritando y diciendo por la boca
miles de palabras a la vez.
-Mama…
no me ha pasado nada…. No te preocupes... de verdad no ha sido nada – la
intenté tranquilizar pero saltó encima de Noam como si fuese una leona.
-¡Tu!
¿Qué le has hecho?- solo se le veían las manos, arañándole la cara a Noam.
-
Mama ¡no! él no me ha hecho nada… estate quieta ¡Mama estás loca!- la aparté de
él y lo más sorprendente fue que Noam no hizo absolutamente nada por quitársela
de encima incluso cuando empezaba a nacerle un surco rojizo en la cara.
Sin
embargo el no reaccionó, salió de la habitación sin mediar palabra dio un
fuerte portazo y no se dejó escuchar más…solo el aire que dejó al salir. Mi
madre estaba enfurecida y miraba a Zachary con una mirada de reproche, cogió
aire y comenzó a hablar con él.
-Lo
siento, pero no me puedo arriesgar a que le pase nada… y sí, eso incluye a
Noam.- ¿De qué puñetas estaba hablando mi madre? ¡No entendía nada!
arriesgarse... ¿arriesgarse a qué?
-
Lo sé, no ha sido nada por suerte además, acaba de enterarse de todo y necesita
asimilarlo- le cogió las manos a mi madre y le beso en ellas, luego me miraron.
-
Sabes mama ¿odio que hagas eso? – le grité como nunca lo había hecho.
-
¿Hacer que cielo?
-
Hablar como si yo no estuviese delante, como si no existiese, hablarme como si
fuese una niña de 3 años. Salí de la habitación como lo había hecho Noam,
dejando detrás de mí un portazo, sellando esa conversación y totalmente enfadada,
aunque con las lágrimas acariciando mi mejilla. Corrí fuera de la casa a
cualquier lugar lejos de allí…. Cuando me vine a dar cuenta, estaba sentada en
medio de un espeso bosque al pie de un imponente árbol, llorando. Y pensando en
que a veces es mejor dejarlo salir todo. Antes de que te queme por dentro.
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